20 mayo 2006

_Prólogo_ (I)

No sé si lo que aquí escriba serán palabras reflejo de mi pensamiento racional o de mi colérica elocuencia. Soy como un animal desbocado que sin miramientos arrastra su existencia a través de un campo de espinos, sin mirar atrás, sin saber adónde conduce el camino que está tomando... No importa cuánto sangren mis heridas, sólo existe una manera de saber que se ha llegado al destino final: cuando el corazón se pare. No es sed de aventura, son simplemente ganas de VIVIR. En cuanto a las consecuencias, siempre las hay --y son tan predecibles...—así que sólo es necesario calcular el coste de elección.

1 comentario:

Beaumont dijo...

Muy buenas niña.