23 mayo 2006

_Prólogo_ (II)

Cada vez es más obvio que funciono como un animal, a impulsos, lo que me parece bien en el momento es lo que hago, no hay más. Cuando un animal se siente herido, huye... aunque en realidad no haya motivos para hacerlo.

¿Razones? Pocas y muy pobres, como todas las que mueven a cada ser humano. Las de siempre, en realidad: inseguridades proyectadas y miedo a no disfrutar cada día de la manera más intensa. No hay nada más allá, al fin y al cabo.

No hay comentarios: